Muchas son las ciudades que en la actualidad tratan de posicionar la bicicleta en el espacio público. Ciudades como Amsterdam, Copenhague y otras, sobre todo del norte de Europa, son conocidas por la gran cantidad de ciclistas que hay en sus calles que se mantienen incluso en días de nieve, ventisca o fuerte lluvia.
Otras ciudades del sur de Europa, viendo los avances de éstas y las necesidades de cambios en temas de movilidad sostenible tratan de impulsar la cultura ciclista.
En España, las ciudades que más uso de bici tienen no superan el 5% del reparto modal y cada vez más, en esas cifras se incluye un tanto por ciento de VMP que puede ser del 20 o 30%. Estas cifras están muy lejos de ciudades como Copenhague donde sus habitantes recorren en bicicleta un estimado de 1,44 millones de kilómetros diarios. El 49 % de todos los viajes al trabajo o la escuela en Copenhague se realizan en bicicleta.
Una ciudad que quiere animar a que más personas usen la bici en más desplazamientos, requiere de medidas dirigidas a la mejora del espacio público y también de trabajo en la promoción de la cultura ciclista. Dependiendo de la fase en la que se encuentre el proceso de desarrollo de la ciudad en referencia a la bici, requerirán de un impulso más de infraestructura o de promoción, pero en todas las fases es necesario trabajar las dos vertientes.
Así, en España es necesario que nuestras ciudades trabajen la creación de una red ciclista de calidad en la que se mejore también el desplazamiento caminando y la intermodalidad con el transporte público, los grandes aliados del desplazamiento en bici.
La red ciclista debe ser segura, cómoda, directa, atractiva y coherente para conseguir la normalización de su uso y que sea competitiva frente al uso irracional del vehículo motorizado.
Pero, como se indicaba, con la transformación del espacio público no es suficiente, estas medidas requieren de acompañamiento de medidas que impulsen la promoción de la cultura ciclista. Necesidad de liderazgo político con claridad en el gran reto que supone la transformación y con estrategia a largo plazo.
Pero más importante incluso, es la creación de un equipo técnico especializado y multidisciplinar que incluya además de perfiles profesionales dirigidos a mejorar y mantener la red ciclista, también incorpore perfiles profesionales dirigidos a la promoción de la cultura ciclista con objetivos de fomento de cambio de hábito e impulso del desplazamiento en bici. Una buena manera de pertenecer a ese equipo técnicos es formándote con nuestro Curso de Experto en Movilidad Urbana Sostenible.
Las oficinas/agencias de la bici, son muy comunes en ciudades europeas donde el uso de la bici está consolidado, son las encargadas del desarrollo de estrategias ciclistas y trabajan por mejorar la infraestructura así como el desarrollo de campañas de promoción, comunicación, sensibilización, estudios de hábitos de uso de la bici, de barreras para su uso y de impulso de más ciclistas en más desplazamientos.
Conseguir la normalización del uso de la bici y que se entienda como un medio de transporte válido requiere de aunar muchos esfuerzos interdepartamentales e interterritoriales, trabajando estrategias y proyectos en común.
Los retos climáticos deben dirigirse especialmente a la promoción de la movilidad activa, saludable y sostenible y la bici junto con caminar y el transporte público son los medios idóneos para conseguir mejorar la calidad de vida en nuestras ciudades.
En América, la tendencia es el transporte individual o personal; esto se debe al mal transporte publico. Debemos crear conciencia sobre las ventajas del transporte publico y en conjunto su mejoramiento. Pareciera que el transporte público en manos privada no ha funcionado.
Necesitamos más apoyo en la educación.