El rastreo de fauna es una de las disciplinas más antiguas practicadas por el ser humano, ya que que nos permite una conexión completa con la naturaleza: encontrar especies que no se dejan ver, contextualizaciones e interpretaciones de acciones y observaciones sin atarnos al momento temporal del presente. En este articulo descubrirás por qué, el rastreo de fauna, se considera una dimensión de conocimiento extra en las salidas al campo.

Los indicios de presencia de fauna
En muchas ocasiones es difícil hacer una observación directa de algunas especies como el tejón (Meles meles) o la gineta (Genetta genetta) por su carácter nocturno; otras, por ser diurnas pero extremadamente discretas; y algunas directamente por su baja densidad. Sin embargo eso no significa que no estén: en su día a día, dejan constantemente los llamados “indicios de presencia animal”, que nos indican que están ahí, aunque como he dicho, sea difícil verlos.
Estos indicios de presencia son especialmente útiles para poder desarrollar catálogos de fauna (sobre todo de cara a impactos ambientales), en los que no podemos basarnos en únicamente la observación directa y se clasifican en 5 tipologías diferentes:
- Procedentes de su desplazamiento (cuyo mayor exponente son las huellas),
- Por su alimentación (excrementos, egagrópilas, etc),
- Del comportamiento (escodaduras, revolcaderos, etc),
- De protección y refugio (madrigueras, encames)
- Corporales (plumas, huesos, desmogues…)
Gracias a estos indicios de presencia, podemos catalogar y clasificar las especies sin tener la necesidad de tener que coincidir con ellas en espacio, tiempo y campo visual. La forma de su huella (redonda, ovalada, rectangular, cuadrada), si tiene pezuñas o dedos, el número y la forma de éstos, de la almohadilla metacarpiana… son las claves que debemos conocer a la hora de valorar una huella para la correcta identificación de su autor.
Aún así, la primera premisa del rastreador nos indica que en la mayoría de las veces la huella no será perfecta (especial mención a la datación y la consiguiente erosión víctima de los agentes meteorológicos); seguramente haya elementos como el dedo I, la almohadilla carpiana, o las uñas, que no se verán reflejadas en la huella. Por ello, vamos a necesitar exprimir nuestra materia gris y basarnos en una combinación de todas las claves o indicios que podamos visualizar.
Y es que, en el rastreo de fauna, “lo que no está no se puede marcar. Lo que está, puede o puede no marcarse”… lo cual quiere decir, que si vemos 5 dedos sabemos que el animal tiene 5, pero si sólo vemos 4 dedos en la huella, puede ser que el animal tenga 4… ó 5 (!!), pero uno de ellos no se haya marcado (por lo que sea). Para tratar de reproducir detalles que a simple vista no hemos sabido ver debido al sustrato, la iluminación que rodeaba a la huella u otros condicionantes, nos ayudará poder sacar un molde de escayola de la huella. ¡Pues no habrá habido ocasiones en las que yo mismo he cambiado de opinión viendo detenidamente el molde de la huella en casa, sobre la identificación que había hecho previamente en el campo!

¿Qué información se puede obtener a través del rastreo de fauna?
El rastreo de fauna es mucho más que la mera identificación de las especies: permite ver e interpretar cosas en la naturaleza que han ocurrido con anterioridad (quizás el individuo pasó la noche anterior, o días antes), de forma que no te limitas al presente en el plano temporal y abriendo con ello una dimensión extra en cada salida al campo: el tiempo.
Además, con conocimientos suficientes (y siempre que las señales sean suficientemente continuas y claras), se puede extraer mucha más información que no solo la identificación de la especie en cuestión, como por ejemplo: el sexo del animal; su estado de salud; su dieta (y estudiar la estacionalidad de ésta); establecer índices de abundancia y densidad, e incluso individualizar a un ejemplar concreto (lo que puede permitir determinar su área de campeo, qué zonas frecuenta más, sus horarios, etc).
Algo que también da mucho juego son los llamados “patrones de movimiento”, que es la forma de denominar al desplazamiento del animal y que a veces es específico de cada especie.
¿Y qué importancia tienen estos patrones de movimiento? Pues mucha. Y es que ¿verdad que el ser humano no corre a no ser que tenga un buen motivo para ello? Pues los animales igual: ni un herbívoro, ni un carnívoro van a correr sin necesidad, pues sería un gasto energético importante del cual puede incluso depender su vida: ser comido en el caso de los primeros y tener alimento en el caso de los segundos.

El rastreo de fauna como interpretación de lo sucedido
“¿Quién lo hecho? ¿Por qué? ¿Para qué?” Son las preguntas que debemos plantearnos ante un rastro y a las cuales debemos encontrar respuesta. Una vez las encontremos (no hacen falta todas, a veces con unas pocas es suficiente), nos va a permitir incluso contextualizar e interpretar lo que aconteció en un momento puntual. Como dice José María Galán (una eminencia del rastreo en nuestro país), “No basta únicamente con observar la propia huella, también importa lo que sucede a su alrededor. Y es que rastrear es más que encontrar huellas, es conectar entre sí las distintas pistas en un determinado contexto)*. De hecho en ocasiones, gracias al rastreo, podemos incluso identificar huellas de diferentes especies o individuos, llegando a dar pie a averiguar relaciones tanto inter (entre individuos de diferentes especies) como intraespecíficas (entre individuos de la misma especie).
Tus salidas al campo te cundirán más que nunca
Os animo a iniciaros en esta disciplina. Con ella es francamente difícil volverse a casa con las manos vacías después de una salida por el campo. Como ya he dicho antes, no te limitarás sólo a lo que está pasando mientras estás tú ahí, sino que también podrás saber lo que ha pasado anteriormente. “¡Estoy viendo sin ver”! exclamó una vez una alumna en una práctica de uno de los cursos presenciales de rastreo que imparto. Un zorro en la ciudad, una nutria en un río, un ciervo en el bosque… Ellos están ahí. No se dejan ver, pero están. Y tú puedes ser cómplice de su presencia.
*”Huellas y rastros de la fauna de Doñana”, José María Galán.
Autor: Víctor Quero
Para saber más:
- Formación sobre aplicaciones del rastreo de fauna: Curso de Inventarios Naturales de Fauna y Flora
- Blog de rastreo de fauna del autor: entrepinosysembrados.blogspot.com
- Grupo en Facebook sobre rastreo de fauna: https://www.facebook.com/groups/MUSKARIRASTROS/
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