Los parques eólicos son infraestructuras conformadas por aerogeneradores y otras infraestructuras y equipamientos de apoyo, con los que se realiza la conversión de las corrientes de aire en energía eléctrica: el viento hace girar las palas, transformando así la energía cinética del mismo en energía mecánica transmitida al rotor.
En España los podemos encontrar repartidos por todo el territorio, siendo el más antiguo el ubicado en la Sierra del Perdón (Navarra). Esta forma de producción de energía, dependiente de la fuerza del viento, es una fuente de energía renovable y es uno de los pilares fundamentales para la transición energética y ecológica.
¿Donde se colocan los parques eólicos?
Diversos factores son determinantes en cuanto al funcionamiento de los aerogeneradores, desde aspectos técnicos como la longitud de las palas o la dimensión del rotor, hasta otros más ambientales, como la velocidad del viento o la localización en el espacio.
De entre todos ellos, la localización es crucial, puesto que son necesarias velocidades de aire mínimas de entre 3 y 25 metros por segundo para la producción de energía en una central eólica. Es por ello que una de las frases más importantes del desarrollo de un proyecto de estas características es el análisis de la zona en que va a ubicarse, con el fin de satisfacer las necesidades mínimas de viento que las instalaciones requieren (y a los promotores que invierten en ello, por supuesto).
Sin embargo, hay que ser muy cuidadoso con la manera en que se implantan estos parques. Por su gran envergadura y extensión, el efecto que tienen sobre el territorio y las especies que lo habitan no es despreciable, ni debe ser por tanto pasado por alto. Es por ello que en fases tempranas de la propuesta, debe analizarse el impacto medioambiental que la instalación eólica puede tener a través de protocolos de evaluación y seguimiento basados en la utilización de cartografía temática, bases de datos y otros estudios.
¿Se están analizando todos lo impactos ambientales de un parque eólico?
En nuestro área de consultoría, tras revisar el conocimiento real que se tiene sobre el impacto de los parques eólicos sobre la fauna, empleado como base de los estudios de impacto medioambiental de los mismos, hemos ido detectando importantes vacíos de información. Esto en parte es debido a la falta de la estandarización de los protocolos de evaluación y de seguimiento a largo plazo.
A lo largo del proceso de construcción de las plantas, los impactos se van sumando: desde el acondicionamiento del terreno (con el desbroce de vegetación que implica y liberación del CO2 de la primera de suelo removida) hasta la cimentación, el montaje de los propios aerogeneradores o la construcción de caminos que lleven hasta las instalaciones.
Con la apuesta por las energías renovables como pieza clave de los proyectos de transición energética hacia un modelo ecológicamente responsable, abordar estas problemáticas de la manera correcta, con análisis integrales y medidas de los impactos ambientales lo más ajustadas posibles a la realidad, es vital para realmente reducir las consecuencias climáticas derivadas de la producción de energía.
De entre todas las fuentes de energía renovable, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) apuesta porque serán principalmente la eólica y la fotovoltaica las que proveerán de 2/3 partes de la demanda eléctrica para el año 2.040. Siendo estas las estimaciones, el desarrollo de planes de medición del impacto ambiental de los parques de aerogeneradores, se posiciona como una tarea urgente a corto plazo.
Es por ello que los proyectos enfocados en el estudio de los impactos reales de los aerogeneradores sobre la fauna (toda la fauna), más allá del impacto sobre las aves en las que ya se han desarrollado más avances (estudios de avifauna), son muy importantes.
Un ejemplo de estos estudios, lo tenemos en el realizado por el grupo investigación FEBIMED, de la Universidad de Cádiz, cofinanciado por la Fundación Biodiversidad y Endesa. Este estudio está centrado en los polinizadores y otros artrópodos del ecosistema de la Herriza, en la región del estrecho de Gibraltar y hace especial énfasis en la zona en la que se localiza uno de los parques eólicos de la región.
Hay que destacar que los parque eólicos del Campo de Gibraltar ya tienen mucha vigilancia ambiental por estar en una de los puntos del mundo por donde más aves migratorias pasan cada año, pero no se han realizado apenas estudios concretos sobre el efecto que tienen en otros grupos biológicos. El estudio de FEBIMED sería un buen ejemplo del mismo.

Como este, muchos otros estudios son necesarios para así poder estimar de manera más certera cómo los aerogeneradores afectan al medio que les rodea y a su biodiversidad. Únicamente mediante la investigación científica, podremos llegar a conclusiones que nos permitan elaborar planes de transición hacia energías renovables que verdaderamente, sean respetuosos con el entorno.
El problema con muchas energias renobables es que se olvida que estas tambien necesitan recursos para construirce, que tambien es afectar el ambiente el desplazar a los animales y modificar el terreno, y que necesitamos mas de esas, porqué producen poco y se debe almacenar si sobra, que ademas las baterias son costosas y conttaminantes, debemos considerar casi todo al desarrollar estas energias!