La ingesta de leche es imprescindible para disfrutar de unos huesos fuertes y sanos. A todos nos resulta familiar esta frase. Una idea repetida durante muchos años, difundida por múltiples medios de comunicación a discreción, e incluso incluida en libros de texto, termina incorporándose al ideario colectivo con la misma naturalidad que peligro.
Todo parte de un silogismo sencillo: la leche contiene calcio y el calcio forma parte de los huesos, luego la leche es buena para los huesos. Pero este razonamiento es demasiado simplista y, como digo, peligroso.
Si uno de los miles de componentes del tabaco fuera bueno para la salud, ¿afirmarías que el tabaco es bueno para la salud?
Ningún estudio con carácter epidemiológico ha encontrado evidencia científica que vincule la ingesta de suplementos de calcio con la reducción del riesgo de fractura ósea.
Por citar un ejemplo, en 2014, investigadores de la Universidad de Uppsala y del Instituto Karolinska, ambos en Suecia, publicaron un estudio en el que más de 100.000 participantes rellenaron cuestionarios sobre su consumo de leche entre 1987 y 1997. Tras 20 años de seguimiento, los datos demostraron que las mujeres que ingerían un vaso diario de leche no veían reducido su riesgo de fractura ósea; las mujeres que tomaban tres o más vasos al día incrementaban su riesgo de mortalidad. Esta correlación también se detectó en los hombres, aunque el riesgo de mortalidad relacionado con la ingesta excesiva de leche era menos acusado que en las mujeres.
La leche no es la única ni la mejor fuente posible de calcio. Así lo sugiere la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard en su guía de nutrición. Hay que recordar que los libros de texto de nuestros hijos ya no muestran la tradicional pirámide nutricional, sino el denominado “plato nutricional” del grupo de expertos de la Universidad de Harvard, en el que los lácteos han dejado de ocupar un papel estelar. De hecho, en la actual versión de la dieta saludable, se hace referencia explícita a la necesidad de reducir el consumo de leche y sus derivados.
A pesar de que la sólida evidencia científica está rompiendo los mitos construidos por la industria lechera, en EE.UU., el Departamento de Agricultura (USDA) continúa recomendando beber tres vasos de leche al día, casi el doble que Reino Unido o India.
En España, entre las recomendaciones nutricionales durante la menopausia, el Ministerio de Sanidad afirma en su web: “Recuerde que las principales fuentes de calcio son la leche, yogur y quesos”. Uno nunca sabe si es que las autoridades y los científicos no se comunican bien o simplemente, que las autoridades y los científicos tienen intereses muy diferentes…
Haciendo caso omiso a la evidencia científica, Sanidad recomienda la ingesta de lácteos durante la menopausia
Entretanto, la poderosa industria láctea sigue a lo suyo, mientras nadie se lo impida (y no me refiere solo a los políticos; los consumidores también tenemos voz y voto).
Algunos pediatras y médicos de familia seguirán recomendando el consumo de leche; en el fondo son personas que se dejan influenciar por los medios y los mitos sociales. A menudo sus conocimientos de nutrición son muy bajos. Te lo dice alguien que se ha sentado con la pediatra de sus hijos y le ha sacado los colores sin mucha dificultad. Es muy fácil recomendar algo que todo el mundo tiene por bueno y no se cuestiona. Es una apuesta segura…
Las noticias falsas sobre los supuestos beneficios de la leche contra el cáncer, incluso en medios supuestamente científicos, seguirán a la orden del día. Seguirán utilizando la estrategia de “la parte por el todo” justificando las propiedades anticancerígenas de la leche a través de su alto contenido en vitamina D (no puedo evitar recordar en este momento ese estudio de la Universidad de Córdoba que proclamaba que la Coca-Cola tiene propiedades antitumorales). Huelga decir que la ciencia establece que no existen tales beneficios. En la página 4 de la guía de recomendaciones nutricionales de la Fundación Carreras, la leche está desaconsejada para pacientes oncológicos.
Seguirá habiendo quienes se parapeten en que “la ciencia tiene contradicciones”. La ciencia es incertidumbre y por tanto, presenta lagunas por falta de investigación. Las contradicciones las genera la industria en su afán por mantener un clima generalizado de confusión. Ya sabes, a río revuelto, ganancia de pescadores.
La confusión es una gran estrategia de persuasión
Seguirán existiendo quienes defiendan a ultranza la leche como remedio para la osteoporosis. Como ya se expuso anteriormente, existen numerosos estudios científicos, algunos de gran envergadura, que no solo desmienten que las personas que más leche consumen tengan menos riesgo de osteoporosis, sino que demuestran que un mayor consumo de leche podría vincularse a un mayor riesgo de osteoporosis.
A veces no es necesario recurrir a sesudos estudios para entender la realidad que tenemos delante de nuestras narices. ¿Alguna persona mayor de tu entorno mejoró su osteoporosis gracias a la ingesta de leche y sus derivados?
Si preguntas a cualquiera sobre los alimentos ricos en calcio, ¿sabría alguno distinto a la leche? ¿Sabría que la col, los garbanzos, las almendras, las avellanas, la berza, los pistachos, los higos secos, las espinacas o las gambas contienen más calcio que la leche de vaca? ¿Sabría que las sardinas en aceite triplican en cantidad de calcio a la leche de vaca o que las semillas de sésamo/ajonjolí contienen casi 8 veces más calcio que la leche de vaca?
Que pena que el lobby del sésamo no invada los medios de comunicación y las agencias gubernamentales con su revolucionario mensaje…
Autor: José Liétor.
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