La adaptación al cambio climático es necesaria para anticipar los efectos, al igual que adoptar las medidas apropiadas para prevenir o minimizar los impactos de esta realidad. Para ello se requieren estrategias y acciones en todos los ámbitos: local, nacional y transnacional. La Estrategia de adaptación al cambio climático fue publicada en 2013 por la Comisión Europea.
Los cambios globales son inminentes
El cambio climático es un hecho: las temperaturas aumentan, la distribución de las precipitaciones se está modificando, el hielo y la nieve se derriten y el nivel del mar está subiendo.
También los episodios climáticos que provocan catástrofes tan extremas como inundaciones o sequías son cada vez más frecuentes e intensos en todas partes del mundo. En consecuencia, los ecosistemas, la salud humana y los sectores económicos se ven impactados.
Es importante mencionar que desde la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) sostienen que “cierto cambio climático será inevitable”. Por eso, además de los esfuerzos globales para reducir las emisiones, son necesarias acciones complementarias de adaptación.
En Europa
Pueden mencionarse ciertas zonas europeas que están más afectadas o son más vulnerables a los efectos del cambio climático.
En el caso de la temperatura, los mayores aumentos se dan en el sur del continente en verano y en la región del Ártico en invierno.
A su vez, las precipitaciones están disminuyendo en sur del continente, mientras que aumentan en el norte.
En general, pueden nombrarse las siguientes regiones vulnerables (incluidas zonas urbanas): – sur de Europa y cuenca mediterránea – zonas montañosas – zonas costeras, deltas y llanuras aluviales – extremo septentrional de Europa y el Ártico.
El incremento, intensidad y frecuencia de las olas de calor, así como también las inundaciones, pueden afectar la salud humana, debido a posibles cambios en la distribución de algunas enfermedades infecciosas.
Según AEMA, el cambio climático “impacta en sectores tales como la agricultura, la silvicultura, la producción de energía, el turismo y las infraestructuras en general”. Además, aseguran que “la mayoría de los impactos previstos en Europa son adversos”.
Estrategia de Adaptación al Cambio Climático
En el 2013, la Comisión Europea publicó la “Estrategia de adaptación al cambio climático de la UE”. Este documento establece tres objetivos fundamentales:
– Fomentar la actuación de los Estados miembros, para adoptar estrategias integrales de adaptación al cambio climático y facilitar financiación para ayudarles a consolidar su capacidad de adaptarse y a emprender medidas. De igual forma, apoyar las actuaciones en las ciudades mediante la puesta en marcha de un compromiso voluntario basado en la iniciativa del Pacto de los Alcaldes.
– Climate proofing: hace referencia a medidas para seguir promoviendo la adaptación al cambio climático en sectores vulnerables clave, como la agricultura, la pesca y la política de cohesión. Asimismo, garantizar que las infraestructuras europeas sean más resistentes. Por último, promover el uso de los seguros contra catástrofes tanto naturales como antropogénicas.
– Toma de decisiones informadas: abordar lagunas de conocimiento en materia de adaptación y desarrollo ulterior de la Plataforma europea de adaptación al cambio climático (Climate-ADAPT).
Acciones
Cabe recordar que a fines de enero, la Comisión Europea y la Agencia Espacial Europea lanzaron Copernicus, un programa para observar los cambios que se producen en la Tierra e intentar entender y buscar soluciones a las consecuencias del cambio climático.
Para finalizar, destacar que un número creciente de países miembros de la AEMA ha adoptado una estrategia de adaptación al cambio climático y ya están implementando planes de acción.
Fuentes: Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA)
Nos enfrentamos a la amenaza de graves cambios ambientales globales. No nos queda otra, hay que lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que evite riesgos peligrosos para el planeta.
De acuerdo con la evidencia científica, la prioridad es estabilizar el clima global a una temperatura no superior a los 2°C sobre los niveles preindustriales. El reto es de una dimensión enorme. A nivel global se necesita una reducción de las emisiones de CO2 de entre el 95 y 99% para el año 2050. Por tanto, es necesario desarticular de forma radical las emisiones de CO2