Científicos, investigadores y organizaciones ecologistas y conservacionistas concluyen que resulta alarmante que la administración española continúe impulsando las fumigaciones contra la procesionaria con tratamientos altamente agresivos para el medio ambiente que han quedado obsoletos por sus repercusiones negativas y que son contrarios a las nuevas líneas de gestión impulsadas por la legislación en materia de uso sostenible de productos fitosanitarios.
«Amigos de la Tierra, Ecologístas en Acción, GreenPeace, SEO/BirdLife,WWF,ARBA,GRAMA,El Soto, Sierra Oeste,Desarrollo Sostenible e Investigaciones del CSIC alzan su voz frente a las fumigaciones aéreas contra la oruga procesionaria que el Gobierno y algunas comunidades autónomas han autorizado en diversos puntos de España».
Así, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha autorizado la fumigación aérea con Diflubenzurón en pinares donde al parecer hay un nivel alto de infestación por parte de la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa). Científicos y ONG han tenido conocimiento de que estas fumigaciones contra la procesionaria ya han sido efectuadas en la Comunidad de Madrid y próximamente se realizarán, al menos, en las comunidades autónomas de Andalucía, Islas Baleares, Extremadura y en las provincias de Álava y Bizkaia, en las que tienen de plazo límite hasta el 17 de noviembre próximo para realizar las fumigaciones.

Sin embargo, dichas autorizaciones no parecen estar justificadas, ya que ni cuentan con un informe técnico justificativo del nivel de infestación y la declaración de plaga, ni con una evaluación de los riesgos medioambientales, o ni tan siquiera con una evaluación ambiental estratégica, preceptiva en los espacios de la Red Natura 2000 donde se pretenda efectuar las fumigaciones contra la procesionaria.
Producto peligroso para el medio ambiente
El Diflubenzurón ha sido clasificado como “Peligroso para el medio ambiente” por ser nocivo para los organismos acuáticos y porque puede provocar a largo plazo efectos negativos no sólo sobre en el medio acuático, sino también sobre organismos terrestres. Es un inhibidor de la síntesis de quitina que actúa de forma no selectiva, sobre todos los organismos que sintetizan dicha molécula (especialmente invertebrados y hongos). Por tal motivo, resulta importante evaluar los efectos medio ambientales de su aplicación masiva en las fumigaciones contra la procesionaria ya que tiene efectos severos directos sobre un amplio espectro de seres vivos acuáticos y terrestres, y presenta efectos indirectos sobre las especies animales que consumen dichos organismos, como anfibios, reptiles, aves o micromamíferos, así como sobre el ser humano.
«Los tratamientos autorizados no han sido sometidos a evaluación ambiental por parte de las comunidades autónomas donde se van a realizar las fumigaciones aéreas, por lo que no se han evaluado los posibles impactos sobre el medio ambiente y la salud humana».

Actuaciones preventivas
Ante un eventual aumento de la oruga procesionaria, no se han realizado las suficientes e intensas actuaciones preventivas, como la colocación de suficientes cajas nido para aves consumidoras de grandes cantidades de orugas o un número adecuado de trampas de feronomas para capturar adultos de procesionaria. Estas medidas se han demostrado como de gran eficacia, a medio plazo, no contaminantes y con costes mucho más reducidos.
Aún así es necesario realizar un estudio en detalle de las fumigaciones contra la procesionaria, de manera que se evalúe la mejor manera de realizar el tratamiento, en caso de que sea necesario, y evitar impactos indeseables sobre el medio ambiente.
Fuentes:
Autor : David Martínez.
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