Conscientes del creciente interés por esos recursos naturales, de que España es uno de los países con más biodiversidad, y del “déficit de naturaleza” que ocasionan los hábitos urbanitas y tecnológicos, administraciones y empresas tratan de rentabilizar esas potencialidades marcando una tendencia que va mucho más allá del concepto tradicional de “turismo rural”.
Numerosos pueblos y comarcas han puesto los recursos naturales en el epicentro de su desarrollo integral, y el paisaje, las aves o los viejos y recuperados caminos, han pasado a ser el eje vertebrador estratégico del desarrollo en el mundo rural.
Entre las asociaciones que están poniendo el acento en ese elemento diferenciador, en el hecho de que España suma muchos de los mejores lugares del mundo para contemplar y fotografiar aves, están los grupos de desarrollo rural, que durante los últimos treinta años han tejido una auténtica red que vela por los intereses de los pueblos, por fijar su población y por dinamizar sus economías.

Como consecuencia de la propia actividad de estas asociaciones y grupos de desarrollo local, encontramos decenas de proyectos que durante las últimas décadas se han puesto en marcha para fomentar el empleo rural, el papel de las mujeres, la accesibilidad a las tecnologías de la información o a la cultura y para reducir la brecha entre el campo y la ciudad.
Y para avanzar en ese ansiado desarrollo rural sostenible, equilibrado, que contribuya a generar empleo y a fijar la población, esas asociaciones han incorporado los recursos que genera la naturaleza a sus planes integrales convirtiéndolos en el eje transversal del desarrollo, y poniendo un marcado acento sobre el papel jugado por los espacios habilitados para la conservación de las aves.
Así lo han entendido por ejemplo en la comarca de Miajadas-Trujillo, donde las aves han pasado a formar parte de todas las estrategias de desarrollo y su presencia se ha convertido en el nexo que aglutina otros aspectos socio económicos, como la agricultura y la ganadería de calidad, el turismo sostenible o la conservación de espacios.
Esta comarca, muy próxima al Parque Nacional de Monfragüe y salpicada por varios espacios -tres Zonas de Especial Conservación y 8 Zonas de Especial Protección para las Aves- que se han incluido en la red europea Natura 2000, es un paraíso para la observación de las aves, y de hecho numerosos establecimientos hoteleros están regentados por expertos ornitólogos y se han especializado en un servicio personalizado para ese tipo de turistas.
Fuente: Efeverde.
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