¿Cuánta huella hídrica se requiere para consumir esas almendras tan sabrosas? ¿ Cuánto del preciado líquido se utilizó para confeccionar esa camiseta tan hermosa? Son preguntas que la población no se hace con frecuencia. Sin embargo, los investigadores necesitan plantear éstos interrogantes porque están en juego las valiosas reservas de agua dulce del planeta.
La escasez de agua dulce va en aumento y se produce en forma desigual por diversas razones. Ello causa fricciones y frecuentes conflictos entre las diferentes regiones y países del globo. Se ha realizado un estudio para establecer las variabilidades de la huella del agua para los cultivos de soya y caña de azúcar en relación con los países consumidores.

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Debido a ello ha podido identificarse donde se encuentran las áreas donde éstas huellas provocan mayor estrés hídrico.
Cerca del 70% del agua dulce del mundo es consumido por la explotación agrícola. Sin embargo, hay algunas áreas que son más sedientas que otras. Si se planta el cultivo óptimo para tales regiones, la huella hídrica podría reducirse de manera significativa.
Hasta el momento, la huella hídrica vinculada a la agricultura ha sido calculada en escalas de país a país. Pero las variaciones entre los paisajes y la disponibilidad de recursos hídricos es muy grande.
La investigadora Rafaela Flach de la Universidad de Linköping en Suecia, y sus compañeros del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo investigaron los flujos de agua relacionados con la exportación de caña de azúcar y soya de Brasil. Para esto, trabajaron con dos importadores en particular : China y la Unión Europea durante el año 2011.
Interesantes descubrimientos al investigar la huella hídrica en Brasil
Al estudiar la huella hídrica de la soya se encontraron grandes variaciones en las distintas regiones del país. El valor promedio fue de 0,89 m³ por tonelada de soya producida. En el norte de Brasil el registro fue de 0,22 m³ por tonelada, mientras que en el sur alcanzó los 16 m³ por tonelada de soya.
Los hallazgos vinculados a la caña de azúcar determinaron que consume más agua, registrándose un promedio de 4,5 m³ de agua por tonelada producida. El menor consumo se encontró en el sur del Brasil con 0,25 m³ por tonelada y llegando hasta 27 m³ en el norte.
Al estudiar la cartografía de destino de dichos cultivos y el estrés hídrico en las regiones en que se produjeron, reveló que China registró una huella de agua mucho menor que la consumida por la Unión Europea. Otro dato importante es que también fue extremadamente menor en las áreas de mayor estrés hídrico.

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Estas desigualdades son el resultado de la mayor dependencia de la UE respecto de las explotaciones de caña de azúcar ubicadas en el noroeste de Brasil. Los patrones pudieron ser identificados porque se realizaron los estudios a nivel municipal.
Sin embargo, Flach advierte que la huella hídrica como dato aislado no permite tener una visión correcta. Existen otros factores que deben sopesarse. Por ejemplo, los valores nutricionales de los cultivos por unidades de agua o tierra y la eficiencia de las prácticas de uso de agua a nivel local.
Las conclusiones del estudio fueron publicadas en Environmental Research Letters (ERL). El análisis y los gobiernos son la base de la mayor parte de la agenda de investigación y desarrollo de la huella del agua.
Diferentes factores provocan cada vez mayor presión sobre los recursos hídricos:
- el incremento de la población.
- los cambios en las dietas relacionados con las variaciones en los ingresos.
- el aumento de la urbanización.
Flach sostiene que es necesario estudiar la conexiones, interdependencias y teleconexiones de escala en el sistema hídrico mundial. Se requiere además crear indicadores del uso del agua en las cadenas de suministro. ¿Cuál es la razón? diseñar políticas y contribuir para una utilización sostenible del recurso.
El concepto «agua consumida por unidad de producto producido» (Hoekstra, 2011) tiene como propósito medir la apropiación humana de los recursos hídricos mundiales. De esta manera concienciar a la población acerca de usos y abusos vinculados con el agua dulce.
Para concluir, la investigación apuntó a crear una visión más integrada de métodos y datos. De este modo se puede obtener un detalle de la escasez del agua y realizar evaluaciones virtuales de la huella del agua. Sirve para captar la heterogeneidad espacial del recurso y la gestión en las locaciones de producción.
Un aumento de la transparencia de la huella hídrica región por región podría ayudar a los usuarios locales del agua. También beneficiaría a los encargados de formulación de políticas y a los consumidores internacionales.
Fuente: Iopscience
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