«Un líder es mejor cuando la gente apenas sabe que existe, cuando su trabajo está hecho y su meta cumplida, ellos dirán: Lo hicimos nosotros» Lao Tzu
Gestionar un territorio implica, en la actualidad, una acción compartida socialmente; cada vez más el rol del sector público tiende a tener una labor más articuladora del desarrollo que protagonista, esto debido a la gran influencia y poder que han venido teniendo los actores privados (empresas, sociedad civil, fundaciones, Ong’s, entre otras) y los respectivos territorios que socialmente la construyen.
Este proceso contemporáneo de la gestión del desarrollo territorial, exige tener un sector público más proactivo ante situaciones problemáticas y espontáneas del desarrollo; esto plantea como reto integrar en el hacer público una cultura prospectiva del entorno que considere a cada uno de los actores en la planificación, gestión y evaluación de las políticas públicas.

Además, el proceso del desarrollo territorial exige al sector público que vaya más allá de los imperativos legales marcados y se convierta en agente promotor y articulador del desarrollo, sustituyendo esa figura gestora por una gerenciadora del desarrollo. El economista centroamericano Alberto Enríquez (2005) establece una serie de competencias que todo actor público debe de crear y fortalecer para activar esa cultura proactiva y gerenciadora del desarrollo:
CARACTERÍSTICAS DE TODO ACTOR LOCAL PROACTIVO Y GERENCIADOR DEL DESARROLLO TERRITORIAL.
- Promotor y coordinador del desarrollo del municipio y la región en la que se circunscribe.
- Promotor de la democracia, de la participación ciudadana en las decisiones más importantes.
- Promotor y facilitador de la concertación entre el Gobierno municipal, sociedad civil local, Gobierno Central y agentes regionales, nacionales e internacionales.
- Generador de servicios públicos de alta calidad.
- Administrador y gerente colegiado, eficiente, eficaz y transparente.
- Factor de fortalecimiento de una verdadera autonomía municipal, descentralización del Estado y de una relación constructiva y complementaria con el Gobierno central y sus diferentes instancias.
- Generador y gestor de fondos para el desarrollo.
- Constructor de un marco legal e institucional moderno y adecuado al desarrollo que impulsa.
- Motor de la conformación de una “región para el desarrollo” a través de la formación y consolidación de partenariados municipales, hermanamientos u otras figuras asociativas.
- Impulsor de la relación con otros gobiernos municipales a nivel nacional, regional e internacional.
Esta capacidad proactiva y gerenciadora del actor público en combinación con las alianzas territoriales, crea una nueva institucionalidad llamada gobernanza, la cual se fortalece en la medida que exista una base llamada capital social, activo que determina la manera en que los actores interactúan entre si y cómo se organizan para generar crecimiento, desarrollo y progreso social.
Esta gobernanza local precisa del fortalecimiento del capital social del territorio, de manera que a través de la participación y consenso de los actores locales se pueda dar respaldo y legitimidad al proceso de toma decisiones y a las políticas que de ellas se deriven; es a partir de estas capacidades humanas e institucionales en donde reside la sostenibilidad de procesos detonantes de desarrollo territorial.
Autor: Jorge Amaya Ruiz.
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