La restauración ecológica consiste en “asistir a la recuperación de ecosistemas que han sido degradados, dañados o destruidos”[1]. Esta actividad es desarrollada (o al menos dirigida) por profesionales formados en el área de la ecología de la restauración, ciencia sobre la cual basa su práctica y proporciona al profesional de la restauración los conceptos, metodologías y herramientas necesarias para el desempeño de su labor.
El profesional de la restauración ecológica ha ido adquiriendo en los últimos tiempos un papel cada vez más importante. En la actualidad, la restauración ecológica es considerada una actividad profesional consolidada que se presenta a la sociedad como uno de los principales instrumentos para gestionar de manera sostenible y satisfactoria los ecosistemas y la actividad de los seres humanos.
Este hecho no es de extrañar, dada la urgente necesidad de remediar el deterioro creciente de los ecosistemas. La elevada presión demográfica soportada actualmente por nuestro planeta ha hecho retroceder en superficie a nuestros ecosistemas primigenios, hasta el punto de considerarse casi anecdótico encontrar un ecosistema que no haya sido alterado de una u otra forma por la acción del ser humano.
La modificación de su entorno ha sido algo intrínseco del ser humano casi desde sus orígenes, si bien ha sido durante los últimos siglos cuando se ha producido una aceleración en la degradación del mismo, consecuencia directa de la superpoblación, la sobreexplotación y contaminación de los recursos naturales, un modelo de crecimiento económico, cuanto menos, cuestionable, y de una actitud política y social poco admirable.
Así pues, la historia del ser humano sobre el planeta puede seguirse por la estela de espacios degradados que ha ido dejando a su paso. Muchos de ellos precisan de una intervención urgente, es decir, una restauración ecológica, ya no solo por el deber moral de reparar el daño medioambiental ocasionado, sino también por la necesidad de recuperar los servicios que éstos originalmente brindaban a la sociedad.

Fuente: http://www.morguefile.com/
Algunos de estos ecosistemas, una vez cesado o eliminado el factor que ocasionaba la degradación, pueden regenerarse sin intervención humana en un espacio de tiempo relativamente corto, bien porque la degradación sufrida haya sido moderada, bien porque posean un elevado grado de resiliencia[2]. Este proceso de regeneración natural también se le conoce como restauración pasiva o sucesión natural.
Sin embargo, cuando los ecosistemas se encuentran muy degradados o destruidos, y han perdido sus mecanismos de regeneración naturales, es necesaria su intervención con el objeto de asistirlos en su recuperación. A este proceso se le denomina restauración activa.
Es especialmente en este último caso donde el profesional de la restauración ecológica encuentra su razón de ser. La capacidad de restaurar exitosamente un ecosistema de estas características requiere de una amplia formación específica que permita realizar un diagnóstico previo del espacio a restaurar lo más acertado posible (estado del ecosistema antes y después de la degradación, grado de alteración de sus componentes, causas que generaron la degradación; estructura, composición y funcionamiento del ecosistema preexistente, etc.), con vistas a proponer las soluciones más acordes al problema que se le plantea.
Pero, además, el restaurador, debe ser capaz de integrar los aspectos puramente ecológicos con los de carácter económico y social, pues el éxito de la restauración también dependerá de los costos y fuentes de financiación, de la voluntad política de las instituciones interesadas y, especialmente, de la implicación de la población local en el proyecto.

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La restauración ecológica se reconoce actualmente como una estrategia global para contrarrestar la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas y los servicios que proveen y, por ello, ha de ser un tema prioritario en la agenda de los gobiernos a todos los niveles.
Frente a este desafío, es vital que la sociedad continúe invirtiendo, por lo tanto, en la formación de profesionales que aborden la restauración ecológica desde una perspectiva amplia e integradora.
“El futuro de nuestro planeta depende de la maduración de la disciplina de la restauración ecológica”[3]
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Autores : Estela Barroso; Luis E. San Joaquín
Glosario:
[1] Sociedad Internacional para la Restauración Ecológica, 2004.
[2] Resiliencia es el término empleado en ecología de comunidades y ecosistemas para indicar la capacidad de estos de absorber perturbaciones, sin alterar significativamente sus características de estructura y funcionalidad; pudiendo regresar a su estado original una vez que la perturbación ha terminado (Holling, C. S. 1973).
[3] Roberts et al., 2009
soy #maestroparamo, llevo mas de 30 años haciendo voluntariamente restauración ecológica y haciendo educación ambiental en el páramo del sumapaz Colombia
Hoy veo con tristeza que aun las autoridades ambientales están desplazando nuestra flora del paramo, ya que están sembrando en el territorio de nuestros fraylejones, tibar, cedros, robles, mangle, holi liso, eugenias y otras plantas que no son de páramo