Según un nuevo mapa sobre la huella humana, realizado por Oscar Venter, investigador de la Universidad del Norte de la Columbia Británica (Canadá) y principal autor del estudio, prácticamente las tres cuartas partes de la superficie terrestre, sin tener en cuenta los océanos y los polos, se encuentran alteradas por la mano del ser humano.
Además, tan solo existe un 3% de la superficie mundial donde la biodiversidad se encuentra relativamente inalterada.
Entre los principales vectores que han provocado el incremento de la huella humana, se encuentra la agricultura y con ella otros factores como el crecimiento de la población, la urbanización o las nuevas infraestructuras.
A finales del siglo XX, expertos de la Sociedad para la Conservación de la Naturaleza (WCS por sus siglas en Ingles) crearon el primer mapa de la huella humana sobre el planeta.
La preocupación por los impactos derivados de las actividades humanas (p.ej. agricultura, pesca, infraestructuras, transporte, energía, producción de residuos), no ha parado de crecer desde entonces.
La comparación de datos actuales con aquel primer mapa de huella humana, demuestra que ésta no ha dejado de aumentar en los últimos años, según publica la revista científica Nature Communications. En los 16 años anteriores a 2009, solamente un tercio de la superficie terrestre se había librado de las consecuencias negativas de la actividad antrópica. En 2009 (último año para el que hay datos oficiales), estos territorios vírgenes habían reducido su extensión en 23 millones de Km2.
En el mapa se observa que, durante los últimos años, los ecosistemas más alterados por la acción humana han sido los bosques de frondosas de Europa Occidental, el este de EE UU y de China, las regiones de sabana y vegetación subtropical de India y Brasil y las selvas húmedas del sudeste asiático.

A pesar de ello, el estudio también muestra que dicha huella ecológica se está ralentizando o incluso disminuyendo en los países más desarrollados. Existen países que la han reducido respecto a 1993, concretamente, aquellos que poseen mayor crecimiento económico, un mejor índice de desarrollo humano y menores índices de corrupción.
De hecho, para realizar estimaciones sobre ésta son necesarios dos de los indicadores mencionados: el crecimiento económico, que ha aumentado en un 153%, y la población mundial que lo ha hecho en un 23%. Ambas cifras superan la estimación de incremento de la huella humana que es tan solo del 9%. ¿Quiere esto decir que, el ser humano está tomando mayor conciencia por la protección del medio ambiente?
Una posible explicación de estos resultados podría deberse a la exportación de la huella humana. Esto es, los países más desarrollados económicamente impactan los ecosistemas de aquellos países que están menos desarrollados a través del comercio de materias primas, pero sin reflejarse en un aumento de la huella humana dentro de las fronteras de esos países más desarrollados.
Si algo se concluye con respecto a esta información es que el impacto que ejerce el ser humano sobre la tierra varía enormemente según dónde se encuentre.
A pesar de la relativa esperanza que suscita el ver que en ciertas regiones del planeta, la huella humana ha disminuido, existen estudios que invitan menos al optimismo. La World Population Data Sheet de 2016, estima que el crecimiento poblacional de la tierra aumentara en un tercio sobre el total en los próximos 40 años.
De los aproximadamente 7.400 millones de personas que habitan actualmente en la tierra se prevé que pasaremos a casi 10.000 millones en 2053. Además, ese aumento poblacional se desarrollará de forma muy desigual por el planeta, concentrándose principalmente en los países menos desarrollados.
Aunque es de valorar que existan países que mejoren su grado de protección del medio ambiente, disminuyendo su huella humana, habrá otros países en los que, debido a su situación económica y a la presión demográfica, las presiones humanas sobre el medio ambiente empeorarán.
El valor de estos estudios, que nos ayudan a entender mejor nuestro impacto sobre el planeta, radica en que hacen aún más patente la necesidad de colaboración entre todos los países para proteger el medio ambiente. Esto requerirá la unificación de propuestas y medidas a nivel mundial.
Autor: Marta Fernández Pastor.
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