Una de las contribuciones más claras al cambio climático de los planes y proyectos son las emisiones de gases de efecto invernadero, generadas tanto en su fase de obras como durante su funcionamiento. En este sentido, la Ley 21/2013, de evaluación ambiental, obliga a tener en cuenta el cambio climático en el procedimiento de evaluación y señala la necesidad de “una evaluación adecuada de la huella de carbono” asociada al plan o proyecto. Desde 2015 en que empezó a aplicarse la obligación legal contenida en la citada ley, los departamentos de cambio climático de diversas comunidades autónomas[1] han concretado métodos y herramientas[2] para evaluar la contribución de los planes y proyectos, han identificado las medidas de mitigación y adaptación más adecuadas y han desarrollado guías[3] como las elaboradas con el apoyo de la fundación Biodiversidad[4].
Los proyectos y planes sometidos a evaluación ambiental representan una buena parte de las decisiones que conforman la actividad económica[5], suponiendo una parte significativa de las emisiones que corresponden a los llamados sectores difusos y una buena parte de los planes y proyectos que pasarán a incrementar la vulnerabilidad de la economía si no han integrado medidas de adaptación.
La Ley 21/2013, de 9 de diciembre, de evaluación ambiental (BOE nº 296 de 11 de diciembre de 2013) [6] es uno de los caminos más adecuados para conseguir una integración temprana de la adaptación y la mitigación al cambio climático en los nuevos planes y proyectos.
En el caso de obras de urbanización (en ejecución del planeamiento urbanístico) o las de cualquier otro proyecto de obras sometido a evaluación de impacto ambiental, como por ejemplo las infraestructuras, las emisiones son, por un lado, las derivadas del consumo de combustibles fósiles utilizados para maquinaria y vehículos de excavación, relleno, transporte de materiales y residuos y transporte de mezclas bituminosas, hormigones y otros materiales; por otro lado las derivadas de la destrucción de sumideros de carbono (vegetación y suelo) ocupados directamente por la obra. Este aspecto tiene especial interés en proyectos de gran extensión como el de infraestructuras de transporte.
En los proyectos de actividad (industrias) son más destacables que las emisiones originadas por las obras, las emisiones generadas por el funcionamiento. Son, con frecuencia, emisiones debidas al uso de combustibles fósiles por instalaciones de combustión fijas, para las que habitualmente se utiliza el gas natural y, en menor medida, el gasoil, o bien por las flotas de vehículos asociados al proyecto (gasoil o gasolina).
Un caso particular dentro de las evaluaciones de impacto ambiental de proyectos de actividad, en cuanto a emisiones de funcionamiento, es el de las instalaciones ganaderas, donde el gas de efecto invernadero de mayor importancia es el gas metano (CH4), con un potencial de calentamiento global muy superior al CO2. También, es el caso de la agricultura donde, con frecuencia, las emisiones de funcionamiento de mayor interés no vienen del consumo de combustible en tractores y maquinaria se deben al uso de abonos nitrogenados que generan emisiones de óxido nitroso (N2O) un potente gas de efecto invernadero, con un potencial de calentamiento global casi trescientas veces superior al CO2.
La huella de carbono aplicada a un plan o proyecto representa las emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI) que se generarían en las obras necesarias para llevarlo a cabo y/o en su funcionamiento.
La determinación de la huella de carbono es sencilla[7]. Los cálculos se basan en identificar las fuentes de emisión y el tipo de GEI. Los gases a considerar son los seis grupos de gases inicialmente señalados por el Protocolo de Kioto: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC), hexafluoruro de azufre (SF6), junto con el trifluoruro de nitrógeno (NF3) incorporado a finales de 2012.
Las emisiones de cada tipo de fuente a considerar son todas aquellas que puedan generar alguno de los gases señalados en el párrafo anterior. Estas emisiones son calculadas a partir de datos indirectos, como son los “datos de actividad”, por ejemplo litros de combustibles de origen fósil que se prevé se consumirán. Los valores que permiten transformar estos datos de actividad en emisiones de gases de efecto invernadero se denominan “factores de emisión”.
La multiplicación de los datos de actividad por el factor de emisión permite calcular la cantidad emitida para cada tipo de GEI. Cuando se trata de emisiones de diferentes gases y para poder sumarlos, deben ser expresados como CO2 equivalente (CO2e).
La transformación a unidades de CO2 equivalente se hace tomando como referencia el potencial de calentamiento global (Global Warming Potential)[8] que tiene cada gas. Para ayudar a determinar la responsabilidad en las emisiones, el “Protocolo de Gases de Efecto Invernadero” introdujo el concepto de “alcance”. Con la denominación de “alcance 1” se refiere a las “emisiones directas”, en nuestro caso: emisiones que son responsabilidad del promotor del plan o proyecto (combustibles que se consumirán, emisiones previstas de metano de una granja, emisiones de óxido nitroso por abonado nitrogenado en el funcionamiento de la agricultura, etc.); en el “alcance 2”, incluye las “emisiones indirectas asociadas a la compra de electricidad” (emisiones realizadas por el productor de electricidad para generar la energía eléctrica que el plan o proyecto estimamos que consumirá) y en el “alcance 3” se relacionan el resto de emisiones indirectas “otras emisiones indirectas” asociadas a la adquisición de materiales o servicios necesarios (realizadas por los fabricantes y transportistas (por ejemplo áridos, agua, combustibles, etc.), servicios (por ejemplo gestión de residuos externa) que se prevé sería necesario adquirir o contratar para las obras o para el funcionamiento de la actividad, plan o proyecto.
El alcance es por tanto muy importante ya que acota la responsabilidad en cuanto a la contribución al cambio climático del promotor del plan o proyecto. El alcance que tiene mayor interés desde el punto de vista de la evaluación ambiental a los efectos de plantear las posibles compensaciones de emisiones es el alcance 1.
El Ministerio para la Transición Ecológica publica anualmente los factores de emisión[1] de combustibles tanto para instalaciones de combustión fija como para vehículos. Ha elaborado herramientas de cálculo de las emisiones de un ayuntamiento y de una explotación agrícola y guías y documentos de interés[9], donde se puede encontrar información relevante sobre huella de carbono.
Una base de datos específica para factores de emisión de obras públicas de gran utilidad para cualquier obra o edificación es “hueCO2”. Cuando se dispone de un proyecto de ejecución (con unidades de obra y datos concretos) se puede utilizar, la herramienta “hueCO2” para la estimación concreta de la huella de carbono que supondrá la construcción de la obra con esas partidas y esos datos,
Un caso particular dentro de las evaluaciones de impacto ambiental de proyectos de actividad es el de las instalaciones ganaderas. Las emisiones más destacadas no son las de la fase de construcción. Son las de la fase de funcionamiento y las más elevadas no se deben al consumo de combustibles de origen fósil, son emisiones de la gestión de los animales y su estiércol. El gas de efecto invernadero de mayor importancia es el metano (CH4). Además del metano, se producen emisiones de óxido nitroso (N2O) procedentes de la transformación del nitrógeno contenido en el estiércol generado, tanto en el almacenamiento como cuando se aplica sobre el terreno agrícola. Estas últimas, si la aplicación sobre el terreno es gestionado por empresa externa (gestores de residuos), serían de alcance 3 (“otras indirectas”).
Los factores de emisión y la forma de cálculo de las emisiones de metano y óxido nitroso en granjas de porcino y de aves vienen establecidas por el Ministerio de Agricultura[10].
Un sencillo juego de tablas nos permite calcular las emisiones de metano y de óxido nitroso. Una vez estimadas las emisiones de metano se multiplican por 28 y tendremos CO2 equivalente. De la misma forma hacemos con las emisiones de óxido nitroso que multiplicamos por 265 para tener CO2 equivalente. Las emisiones directas (alcance 1) de un proyecto de instalación ganadera será la suma de las emisiones de metano y óxido nitroso medidos como CO2 equivalente de la fermentación entérica más la gestión del estiércol. El total de las emisiones generadas por la gestión del estiércol se computarán como de alcance 1 de la huella de carbono de funcionamiento del proyecto si esta gestión de estiércol es realizada por el mismo promotor u organización. En caso contrario, como se ha señalado, serían de alcance 3.
Bibliografía
[2] Métodos y herramientas para la integración del cambio climático en el procedimiento de evaluación ambiental que se pueden consultar en la web (www.cambioclimaticomurcia.carm.es) en su apartado recursos destacables
[3] https://cambioclimatico.ucam.edu/gu%C3%ADas-t%C3%A9cnicas
[5] En base a nuestra experiencia se puede estimar que la evaluación ambiental afecta a unos 100 planes y proyectos al año por cada millón de habitantes. Son grandes planes y proyectos muchos de ellos fundamentales para el mantenimiento y desarrollo de la economía.
[6] https://www.boe.es/buscar/pdf/2013/BOE-A-2013-12913-consolidado.pdf
[7] Puede consultarse los contenidos dedicados a la huella de carbono en:
–EVALUACION BASADA EN INDICADORES:
–COMPETITIVIDAD Y CAMBIO CLIMATICO:
https://www.cesmurcia.es/cesmurcia/paginas/publicaciones/PublicacionDetail.seam?pubId=1143
[8] El cuarto informe del IPCC (AR4) de 2007 contempla un potencial de calentamiento global (PCG) para varios gases de efecto invernadero que ha sido corregido por el quinto informe del año 2013. De esta forma el AR4 un kg de Óxido Nitroso N2O equivale a 298 kg de CO2. Un kg de Metano CH4 equivale a 25 kg de CO2. En el IPCC AR5 de 2013: Un kg de Óxido Nitroso N2O equivale a 265 kg de CO2. Un kg de Metano CH4 (origen biogénico) equivale a 28 kg de CO2.
[9] https://www.miteco.gob.es/es/cambio-climatico/temas/mitigacion-politicas-y-medidas/factores_emision_tcm30-479095.pdf
[10] https://www.miteco.gob.es/es/cambio-climatico/temas/mitigacion-politicas-y-medidas/inscripcion-registro.aspx
[11] http://www.prtr-es.es/data/images/emisiones_granjas_marm-43DC75A337B522C2.pdf
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