El ser humano es la especie con mayor capacidad de creación del planeta Tierra pero también de capacidad de destrucción. Es quizás, por eso, que debe ser nuestra responsabilidad la minimización de los impactos con origen antrópico sobre los diferentes ecosistemas y, por tanto, sobre las diferentes especies (tanto de flora como de fauna) que en ellos habitan.
¿Qué es la biodiversidad y cómo se gestiona?
Llamamos “Biodiversidad” a la diversidad (tanto de flora como de fauna) que hay en un espacio determinado. Es un concepto muy importante ya que, para que un ecosistema sea equilibrado y funcione correctamente, un todas sus piezas han de encajar a la perfección. ¿Verdad que un motor al que le falta una pieza no es 100% eficiente?.
En un planeta cada vez más deteriorado donde la armonía de sus habitantes y poblaciones se ve constantemente alterado, se necesita que le echemos una mano con una gestión auxiliar que corrija los desequilibrios que puedan ir generándose. Por eso es tan importante la Biodiversidad: todas piezas son importantes en un motor y no podemos permitirnos que falte ninguna. Hay varias estrategias para conservar la Biodiversidad pero quizás la más importante es a través de la conservación la cual tiene 3 niveles diferentes:
- Conservación genética (Importante ya que la variabilidad genética es un elemento importante para que las especies se adapten a un medio en continuo cambio. Cuando disminuye la diversidad genética de una población su potencial evolutivo disminuye reduciendo su capacidad de responder ante futuros retos cambiantes)
- Conservación de especies: los entornos cada vez están más alterados, lo cual hace que las especies sensibles a los cambios o excesivamente exigentes respecto a los valores de determinados factores ambientales (especies estenoicas) tengan serias dificultades para salir adelante debido a su baja resilencia (o valencia ecológica). En ocasiones las especies que se encuentran al otro extremo(especies con gran resilencia o alta valencia ecológica), como buenos oportunistas que son, pueden colonizar ciertos nichos aunque esto pueda hacer que caigamos en el grave error de pasar a valorar la biodiversidad por la cantidad de animales en vez de por la calidad de las especies. Es decir, tiene más valor tener varios grupos de especies sensibles (aunque en bajo número) que no un único grupo de una especie generalista aunque ésta goce de un número importante de ejemplares.
- Conservación de ecosistemas: para una correcta, equilibrada y eficiente población es necesario que los diferentes ecosistemas estén “sanos” y con la calidad adecuada para las diferentes especies susceptibles de ocuparlos, así como facilitar la dispersión de esas especies (¡y sus genes!) luchando contra la fragmentación de hábitats para que las diferentes poblaciones puedan relacionarse entre ellas y así fomentar la conservación genética que comentábamos del primer nivel. Conceptos de selvicultura como claras, resalveos, fracción de cabida cubierta… resultan claves.

Cada especie es un mundo
Para una correcta gestión de la biodiversidad es necesario conocer las diferentes exigencias de cada especie, sus puntos fuertes y débiles, su hábitat tipo, sus ciclos biológicos para trabajar sin ocasionar molestias en épocas tan críticas para muchas especies como pueda ser la de reproducción, las distancias mínimas que toleran, sus estrategias de reproducción, etc.
En la actualidad hay varios programas como la gestión ex situ, la Red Natura 2000 o la Planificación de Espacios Naturales Protegidos que proporcionan, cada uno de una manera diferente y desde diferentes niveles de conservación, un trabajo de gestión y protección de la naturaleza y su biodiversidad.
Nos encontramos ante un desafío precioso como importante: el reto de arreglar lo que estamos rompiendo. ¿Qué mejor manera de hacerlo que protegiendo al resto de especies con las que compartimos espacio?
Si quieres aprender más: “Gestión forestal para la conservación de la biodiversidad”
Autor: Víctor Quero.
¿Quieres comentarnos algo? Adelante!