La Gestión forestal productiva genera múltiples beneficios. Cuando la ordenación del territorio es racional y se mejoran las prácticas, teniendo en cuenta la Gestión forestal sostenible (GFS), se logran tanto beneficios económicos como ambientales y sociales.
Gestión forestal y ordenación racional del territorio
La gestión forestal tiene distintas fases de planificación que son fundamentales para mejorar la actividad en el terreno. Para ello, deben determinarse los objetivos que se desean alcanzar y establecer los pasos a seguir.
En este sentido, la planificación integrada del territorio, también conocida como ordenación territorial, mejora la gestión forestal.
A través de una evaluación integral y sistemática de las áreas de interés, se listan los usos posibles, sus fortalezas y debilidades. Asimismo, dicha valoración permite que se conozcan las condiciones económicas, sociales y ambientales de dichas tierras.
De esta manera, pueden determinarse y adoptarse las mejores opciones de aprovechamiento.
Cabe destacar que la ordenación racional requiere de coordinación de las actividades de planificación y gestión entre los sectores interesados en el aprovechamiento de la tierra y sus recursos.
En síntesis, la ordenación territorial en el sector forestal está impulsada por dos necesidades primordiales, según la FAO: 1) mejorar la gestión 2) establecer un modelo diferente de uso de la tierra a fin que se adapte a los cambios.
Mejora de prácticas forestales
Es importante mencionar que la ordenación racional es un proceso dinámico y continuo. Así, pueden modificarse también las prácticas forestales, de manera que sean más adecuadas a las necesidades y a los requerimientos de sostenibilidad.
La mejora de las prácticas debe incluir la revisión de las técnicas empleadas y de los objetivos, para luego emplear las acciones correctivas correspondientes.
Como ejemplo, la Gestión forestal del eucalipto en Galicia. Si se tiene en cuenta la superficie forestal de esa especie (17%) que produce un 54% de las cortas de madera, considerando al territorio como un recurso escaso, puede citarse como un caso de gran eficiencia.
Certificaciones
Por su parte, las certificaciones forestales verifican que la gestión forestal cumpla con los estándares ambientales, sociales y económicos. Dichas pautas fueron acordadas a nivel internacional por los sectores involucrados en la actividad.
El proceso de evaluación, reconocido mediante un sello, es realizado por una entidad independiente. La medición incluye desde las masas forestales hasta el producto final.
Como tipos de certificaciones, puede nombrarse al Consejo de Administración Forestal conocido como FSC (Forest Stewardship Council) y al Programa para el Reconocimiento de Esquemas de Certificación Forestal o PEFC.
A modo de síntesis, este tipo de modelo, basado en la gestión forestal sostenible, se vale de metodologías participativas de planeamiento e implementación.
El conocimiento tradicional y científico es de suma importancia, así como las últimas tecnologías y el uso de sistemas eficientes de aplicación.
Con la gestión forestal enfocada en una ordenación racional y mejora de las prácticas, se posibilita un uso efectivo y eficaz de la tierra y de sus recursos naturales.
Entre los resultados que se obtienen pueden mencionarse la obtención de materias primas para bioproductos, la fijación de CO2 y la reducción de riesgo de incendios y procesos erosivos.#CoñecementoParaTodos
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