Existe una interrogante muy importante en estos tiempos, ¿Cuál es el futuro del carbón a largo plazo? Esta pregunta es inquietante para las empresas que se dedican a la extracción y tratamiento de este recurso natural encontrado en la tierra, muchas compañías utilizan este mineral como medio energético para llevar a cabo sus operaciones productivas de bienes y servicios a la sociedad.
En la actualidad los bajos precios del petróleo significan la reducción de las ganancias para las organizaciones que lo producen, sin embargo, representan la posibilidad de aumentar la compra por parte de las compañías que lo consumen. La caída y recesión presentada por los países que muestran el mayor nivel de consumo de carbón, los cuales son China y la India, han registrado una disminución considerable en el uso del carbón, lo que ha traído como consecuencia la caída en los precios del mismo.

Los avances en nuevas fuentes de energía, más limpias y efectivas, como lo es la producción de gas natural, el cual es un componente más puro y menos contaminante, a un precio factible de adquirir, posee una eficiencia mayor que la del carbón, trae como consecuencia que este componente este siendo desplazado rápidamente, con el objetivo de disminuir las emisiones contaminantes al medio ambiente y garantizar la vida y salud de los seres vivos.
Los combustibles fósiles seguirán siendo la principal fuente de energía a nivel mundial por mucho tiempo, no obstante, algunos de estos pueden estar condenados a desaparecer debido a su alto costo de producción y alto impacto ambiental de extracción, transporte y consumo. La Unión Europea estima que para el año 2030 su segunda fuente de energía será el gas natural, desplazando al carbón y contribuyendo con el mantenimiento del medio ambiente. Algunos estudios han demostrado que se espera un aumento en el consumo de carbón por parte de Asia, entre los años 2000 y 2030, sin embargo, en la situación económica actual este aumento no se ha registrado como se predijo.
Fuentes de extracción de energía como las arenas bituminosas y el fracking han causado efectos negativos sobre la producción de carbón, los empresarios han apostado por estos nuevos tipos de obtención de hidrocarburos, generando aumentos en el costo de producción del carbón, causando el cierre de minas y compañías dedicadas a la extracción del mismo, debido a los altos costos de producción y baja demanda en el mercado internacional.

A principios de junio de 2016 el presidente Barack Obama anuncio un plan para disminuir en un 30% las emisiones de CO2 de Estados Unidos, esta ha sido una decisión muy polémica debido al alcance y magnitud de la misma, la mayor cantidad de este tipo de gases se genera en las plantas abastecedoras de energía eléctrica, por esta razón, será necesario cambiar la infraestructura para adaptarlas a nuevas formas de energía más limpias, eficientes y menos generadoras de CO2.
Algunos países exportadores de carbón, como Colombia (primer exportador de este mineral en Latinoamérica y se encuentra entre los primeros diez del mundo), se muestran optimistas ante el futuro de los precios y distribución de este mineral, sin embargo, la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF), indica que es necesario diversificar el mercado de producción y exportación, con el objetivo de asegurar el afianzamiento a nivel internacional de la economía del país.
Todas estas situaciones permiten establecer un análisis sobre el futuro que pueda presentar el carbón para la generación de energía y producción de bienes y servicios, es necesario contar con fuentes que sean más limpias y eficientes para el medio ambiente, con el objetivo de asegurar la sustentabilidad del planeta, la flora y la fauna, por estas razones es posible plantear la interrogante de, ¿Cuál es el futuro del carbón a largo plazo?
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