Los procesos de prospección y extracción de hidrocarburos provocan una serie de impactos y son una constante amenaza para la biodiversidad marina.
La primera etapa en el proceso de extracción de hidrocarburos es la identificación de los yacimientos, para ello se utilizan métodos de prospección sísmica. Durante el desarrollo de esta primera fase se afecta a la fisiología, comportamiento, reproducción y salud de las especies marinas.

Para la identificación de las zonas de prospección de hidrocarburos en el mar, se utiliza un método que consiste en detonar cañones de aire comprimido que producen ondas acústicas de alta intensidad (hasta 265 dB). La recepción de la onda de retorno tras haber impactado con el fondo marino genera una imagen este que permite la identificación de las áreas donde se encentran los hidrocarburos.
Estas ondas acústicas se propagan por varios kilómetros alterando el equilibrio del medio marino y afectando al oído de distintas especies marinas, el cual les sirve tanto para orientarse como para detectar la presencia de otras especies.
La contaminación acústica provoca la muerte de las especies marinas que se encuentren cerca del cañón, crea lesiones físicas internas a distancias de varios metros hasta kilómetros y además produce cambios en el comportamiento de cetáceos, tortugas marinas, peces y cefalópodos a distancias de decenas de kilómetros. Por otro lado, se ha demostrado que es la causa principal de los varamientos masivos de cetáceos.
En las zonas cercanas a las prospecciones se ven reducidas las capturas de pescado en un 70% porque muchos peces mueren o se van del lugar. También se ven afectadas las larvas y los huevos de los peces provocando un aumento de la mortalidad y de las deformaciones.
En una segunda etapa después de identificar los yacimientos se pasa a la instalación de la plataforma y a la perforación del fondo. Durante esta fase se produce un impacto en el medio físico marino y una ocupación del subsuelo, además cuando se produce la perforación se crean unas sustancias químicas que son muy tóxicas para el ecosistema marino. Estas sustancias son cancerígenas, además se bioacumulan a lo largo de la cadena trófica produciendo efectos sobre la salud irreversibles.

Por último en la etapa de extracción se pueden producir vertidos accidentales de hidrocarburos que generan impactos en el entorno natural así como en la biodiversidad marina. Estos vertidos provocan la muerte directa de individuos de distintas especies y alteran el equilibrio del ecosistema marino. Además según apunta el estudio publicado en la revista Reviews on Environmental Health “Developmental and reproductive effects of chemicals associated with unconventional oil and natural gas operations”, la exposición a la contaminación química puede estar vinculado a impactos sobre salud reproductiva y de desarrollo, incluyendo la infertilidad, el aborto espontáneo o aborto involuntario o el retraso del crecimiento fetal y el bajo peso al nacer.
El mejor modo de prevenir estos efectos negativos es evitar la extracción de hidrocarburos en el mar y utilizar alternativas energéticas más sostenibles y menos impactantes.
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