¿Qué piensa usted cuando lee en el etiquetado de una carne procesada la expresión “100% carne de pollo” o “100% pollo”? Permítame analizar algunas de las posibilidades:
Opción 1- El producto está hecho solo de carne, no lleva ningún otro ingrediente
Opción 2- Es una estrategia publicitaria para enfatizar que es un producto de alta calidad. En el lenguaje vulgar, decimos 100% para referirnos a algo auténtico y de calidad.
Opción 3- Solo se usa carne, no se usan otras partes del pollo (patas, crestas…).
Opción 4- La parte del producto que se corresponde con carne, es solo pollo.

Por sorprendente que la parezca, la opción correcta es la cuarta. En España, el porcentaje de carne que figura en los eslóganes publicitarios no se refiere al peso total del producto alimentario, sino a la parte del producto que está elaborada con carne.
Un fiambre anunciado como 100% pavo podría tener un 50% de carne de pavo.
En la imagen anterior, el fabricante destaca sobre el listado de ingredientes que su hamburguesa tiene un 100% de carne de pavo pero en cuanto leemos la lista de ingredientes, resulta que solo en cuestión de milímetros se ha perdido un 15% de esa carne, que queda reducida al 85%. Ese 15% aparece ahora ocupado por agua (estimo que en un 10% aproximadamente), fibra de trigo, dextrosa (eufemismo para evitar decir glucosa o peor aún, azúcar), especias y una larga lista de aditivos, incluidos los sulfitos, alérgenos junto a posibles trazas de soja. Todo muy natural.
Contrasta el esfuerzo de la compañía por evitar la presencia de gluten (a pesar de contener fibra de trigo) con la alegría en el uso de aditivos poco recomendables como el E223 y el E120.
Carne libre de gluten pero repleta de aditivos.
¿Nos toma el pelo la empresa con el porcentaje de carne? No, porque cumple lo que establece la normativa comunitaria. Si el 100% de la carne usada en el producto es de pavo, se puede etiquetar como “100% carne de pavo”. Es más, se podría dar el caso de que un fiambre de pavo que solo contuviera el 65% de pavo se anunciase como “100% carne de pavo” si en dicho 65% no hubiera mezcla de ninguna otra carne diferente a la de pavo. De hecho, en España, la inmensa mayoría de los fiambres de pavo que se comercializan tienen cantidades reales de carne entre el 45 y el 70%.

Corresponde al lector/a juzgar si este tipo de etiquetado es claro o confuso, si el consumidor medio está preparado para realizar una compra crítica en base a su cultura alimentaria y de etiquetado, y sobre todo, si las administraciones públicas debieran esforzarse un poco más por ayudarnos en nuestras decisiones de compra.
Autor: Jose Liétor
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