Médicos y científicos han comprobado los beneficios terapéuticos de darse un baño de bosque. Es, el de la salud, uno de los servicios más importantes que presta la red Natura 2000, aunque quizás también uno de los más desconocidos.
El contacto con los bosques maduros -aquellos en los que la intervención humana es muy limitada- propicia un aumento de las proteínas anticancerígenas, refuerza el sistema inmunitario, rebaja la adrenalina o reduce la tensión arterial, pero además ha demostrado su eficacia para mejorar el estado de salud y el bienestar de los pacientes con fibromialgia.

Según los primeros estudios piloto, estos enfermos (que padecen un dolor muscular y una sensación de fatiga prácticamente crónicos) pueden llegar a reducir a la mitad los días que sufren dolor cuando realizan ejercicios en esos espacios naturales.
Los primeros trabajos se han realizado en Gerona, donde profesionales de los hospitales Santa Caterina y Josep Trueta, coordinados por el jefe de neurología, Secundino López, han comprobado los beneficios que el contacto con los bosques centenarios tienen para estos pacientes.
La medicina forestal, está muy extendida en otros países y en algunos de ellos, como Japón, se han invertido grandes cantidades en investigación para demostrar el valor terapéutico de los bosques, se han incorporado esas terapias en la cartera pública de servicios, y se han censado medio centenar de bosques con esas cualidades beneficiosas para la salud.
En España, algunas organizaciones e instituciones están impulsando iniciativas similares para salvaguardar y asegurar la conservación del «casco antiguo» de los mejores bosques, de aquellos que tienen un elevado valor natural y potencialidades terapéuticas.
En Cataluña, la organización Accionatura, en colaboración con las diputaciones de Barcelona y Gerona, la Universidad de Gerona y la Fundación Biodiversidad dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, puso en marcha con ese objetivo el programa «Salvans» para localizar los mejores bosques maduros y tratar de asegurar su conservación.
El proyecto involucra a administraciones, empresas, propietarios forestales o instituciones médicas, con la intención de crear una red de bosques de alto valor natural, pero con pretensión también de que esa red pueda ser el motor económico del desarrollo sostenible de las zonas rurales donde se localizan.
Para compaginar la conservación de esos «cascos antiguos» de los bosques y los legítimos intereses de sus propietarios, los promotores de la iniciativa plantean acuerdos de custodia de esos lugares, sistemas de compensación económica -por ejemplo comprar los derechos de tala- o poner precio al servicio ambiental, en este caso terapéutico, que prestan a la sociedad.
Fuente: Efeverde.
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