En general los incendios suelen ser un factor natural de muchos ecosistemas, y el fuego una herramienta de gestión del territorio, siempre y cuando se realice con control. Sin embargo, el cambio climático y el uso actual del suelo provocan regímenes de fuego cada vez más severos. Las llamas no solo destrozan hábitats salvajes, también ponen en riesgo la vida de las poblaciones cercanas, y generan daños y perjuicios a largo plazo.
Una de las medidas empleadas para ayudar a controlar mejor los incendios es el uso de barreras verdes. Para ello, el proyecto CypFire, financiado por la Unión Europea, estudia la posibilidad de que plantaciones de cipreses de variedades seleccionadas permitan reducir el riesgo de inicio del fuego de manera viable, ecológica y económica.
Científicos procedentes de varias instituciones españolas e italianas –Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentación (INIA), Instituto Universitario de Gestión Forestal Sostenible (UVA-INIA), departamento de Árboles Monumentales de IMELSA e Instituto para la Protección Sostenible de las Plantas del CNR– tomaron muestras en la plantación de cipreses de la parcela experimental de CypFire en Jérica (Castellón) y realizaron varios experimentos con este género de árboles para entender su reacción al fuego.
El equipo se centró en concreto en las características de la inflamabilidad de la vegetación, es decir la facilidad, la velocidad y la energía para arder.
Los investigadores consideraron cuatro fenómenos: la ignitabilidad (facilidad con la que un material entra en ignición), sostenibilidad (propiedad de un combustible para continuar quemándose), combustibilidad (velocidad a la que se quema un combustible), y consumibilidad (cantidad de combustible que se quema).
El objetivo del trabajo fue determinar y analizar estos cuatro componentes a escala de laboratorio, del combustible fino vivo y muerto de cipreses comunes Cupressus sempervirens var. horizontalis implicados en el proceso de inicio y propagación de fuego de superficie, ignición de copas y posterior propagación como fuego activo o pasivo de copas.

Los resultados obtenidos en laboratorio, a nivel de partícula, revelan que “las muestras de los individuos de ciprés estudiados, tienen una ignitabilidad baja (tiempos de ignición altos), una combustibilidad alta, una sostenibilidad alta y una consumibilidad baja, en relación a otras especies típicamente mediterráneas”, recalca a Sinc Carmen Hernando, una de las autoras e investigadora en el INIA
El trabajo demuestra que los combustibles finos vivos y muertos de los cipreses estudiados presentan resistencia a la ignición por su alto contenido de ceniza, y porque sus hojas tienen la habilidad de mantener durante el verano un alto contenido de agua.
Los científicos plantean la posibilidad de explotar algunos de los rasgos morfológicos, funcionales y ecológicos de la variedad estudiada de ciprés común para construir un sistema de barrera como una herramienta “prometedora” para reducir el riesgo de inicio de los incendios en zonas mediterráneas. Aunque antes la investigación debería contrastarse a mayor escala (árbol completo, rodal y paisaje) para verificar que esta especie puede generar estructuras de combustible de baja inflamabilidad en fuegos de baja o media intensidad.
Fuente: SINC. Rfa: Della Rocca, G.; Hernando, C.; Madrigal, J.; Danti, R.; Moya, J.; Guijarro, M.; Pecchioli, A.; Moya, B. “Possible land management uses of common cypress to reduce wildfire initiation risk: a laboratory study”Journal of Environmental Management 159: 68-77 DOI: 10.1016/j.jenvman.2015.05.020 agosto de 2015.
¿Quieres comentarnos algo? Adelante!