Los gobiernos locales y las administraciones regionales deben realizar una adecuada planificación territorial y urbana con criterios sociales y medioambientales, y contribuir con ello a la sostenibilidad de los pueblos y ciudades. En el año 2015, Naciones Unidas planteó 17 grandes Objetivos para el Desarrollo Sostenible. El Objetivo número 11 (ciudades y comunidades sostenibles) y la Agenda Urbana 2030, marcan el futuro inmediato por el que deben transitar nuestras ciudades. Te contamos 10 razones de peso del por qué es necesario contar una planificación urbana sostenible.
1- Establecer un marco para el desarrollo y el crecimiento
Tener un marco general para ayudar a la toma de decisiones en el territorio y en la ciudad, no significa precisamente la centralización del control por parte de las autoridades de gobierno. Al contrario, se trata más bien de contar con un mecanismo que ayude a coordinar los esfuerzos, anticipando las necesidades y establecer un rumbo a partir de las acciones colectivas ajustado a las necesidades reales de la sociedad. Cuando se ha partido de un marco previo, el éxito en habitabilidad, equidad y en términos desarrollo socioeconómico está más garantizado. Numerosas ciudades en el mundo ya actúan de este modo. Para ello, se requiere una planificación constructiva, que gestione de forma prudente los recursos territoriales, ya que la espontaneidad y la improvisación no proporcionan los mismos resultados.
2- Si hay planificación, estamos más preparados
Para anticiparse a los grandes retos y desafíos en un mundo cambiante y complejo, los líderes de los pueblos y ciudades deben estar atentos a las oportunidades y riesgos que el propio territorio les plantea. Si se cuenta con información fiable sobre dónde estamos bloqueados, es posible estrechar los vínculos entre las prevenciones a largo plazo y las acciones más inmediatas. Las ciudades que no planifican su futuro de forma ordenada y coherente de acuerdo con sus aptitudes, quedarán rezagadas.
3- La planificación reduce el impacto
Si los gobiernos locales desean tener una gestión de éxito en relación con el espacio urbano, es preciso contar con una mirada y una perspectiva de largo alcance. Se deben planificar y gestionar los planes y proyectos preferentes en el marco de una visión estratégica.
Si existe una buena planificación, se consiguen alinear las prioridades con los recursos disponibles y se logra que no existan proyectos redundantes o que vayan en dirección contraria al interés general. La planificación prevé, integra o minimiza los impactos ambientales, ya que contempla desde el principio la decisión o la actuación concreta dentro de un contexto urbano previo.
4- El modelo urbano apropiado es fundamental
Hay 6 temas que son los de mayor importancia para los habitantes de las ciudades:
- El problema de la vivienda (accesible y digna para todas y todos).
- La promoción económica y las políticas de empleo (basado principalmente en una construcción sostenible, mejores servicios, el desarrollo de la innovación empresarial o el turismo…entre otras posibilidades).
- Los nuevos parámetros de movilidad y accesibilidad en pueblos, ciudades y sus entornos metropolitanos.
- La seguridad ciudadana (a distintos niveles y ámbitos).
- Los servicios y funciones urbanas (caso de los centros de la administración, negocios, de educación, cultura o sanidad, entre otros…).
- La disponibilidad de zonas para dotaciones y equipamientos relacionados con el medio ambiente (zonas verdes, parques, jardines, espacios para la gestión de los residuos, adecuación al paisaje…etc).
La calidad de vida en el medio urbano exige que haya políticas apropiadas para el uso del suelo, la densidad, el espacio público y el diseño de determinadas infraestructuras y servicios.
Un modelo de ciudad compacto, con servicios próximos a los ciudadanos y debidamente interconectados, que esté de acuerdo con las necesidades de la población, ofrece una mejor calidad urbana y por tanto una ciudad más completa y mejor como resultado.
Las ciudades modernas diseñan sus equipamientos y servicios de forma repartida en todas sus zonas y barrios. Son accesibles a las personas mayores e impulsan la movilidad sostenible y el tránsito blando (a pie o en bicicleta). Además, presentan estándares generosos de zonas verdes, introduciendo criterios de accesibilidad, seguridad y con perspectiva de género. Un ejemplo de planificación de estas cuestiones es el diseño de las conocidas como supermanzanas, o también “la ciudad de los 15 minutos”.

Fuente: https://www.planur-e.es
5- Una buena planificación urbana favorece una buena economía
Una prioridad para los gobernantes locales es asegurarse de que haya una buena oferta de puestos de empleo. Una correcta planificación coordina la localización y distribución del espacio con las actividades económicas de forma diversificada (ciudades de base agrícola, industrial, de servicios, turística o mejor mixta…).
Tanto el centro como la periferia de las ciudades, se deben generar espacios competitivos económicamente, proveer de lugares aptos para el desarrollo de la actividad económica y hacerla compatible con los espacios residenciales. Se deber evitar que aumente la contaminación o tener que acudir al uso del vehículo privado en la medida de lo posible.
6- Las estrategias de participación ciudadana fomenta relaciones duraderas
El buen gobierno de las ciudades elabora marcos estables de participación ciudadana. La gobernanza urbana legitima las decisiones ante la ciudadanía y elimina muchos conflictos. Propiciar el consenso efectivo de los distintos actores sociales y movilizarlos por una causa común, permite construir una idea de ciudad más conjunta. En definitiva, fortalece la unidad entre los ciudadanos y ciudadanas y los distintos agentes sociales o económicos que también operan en las ciudades.
7- Es posible alcanzar una economía de escala al ampliar la perspectiva territorial
Este punto desarrolla la relación entre la ciudad y su entorno regional. Si en lugar de pensar solo en términos locales, la visión se extiende al trabajo conjunto con otras ciudades de la región, será posible aprovechar sus ventajas competitivas. Este beneficio se obtiene cuando se opera a través de una coordinación efectiva y real entre distintos municipios.
Surgen ventajas en relación con el espacio urbano creado, se fomentan las economías de escala y la complementariedad entre ciudades. Esta cuestión es muy relevante a nivel de infraestructuras, especialmente si éstas son compartidas o de interés regional. De esta forma se incrementa el poder de negociación de los líderes locales en favor de sus intereses. Intereses que deben mirar, de forma preferente, en beneficio de la gran colectividad.
8- La credibilidad se basa en la continuidad
Aunque cambien los ciclos políticos, las ciudades de éxito basan sus estrategias en una planificación sobre una hoja de ruta estable. Basándose en condiciones predecibles es posible atraer mayores y mejores inversionistas. La ordenación territorial y urbana reduce la incertidumbre, por lo que se facilita la construcción de nuevas oportunidades que redunden en la ciudadanía y en el bien común.
9- Anticipar es más efectivo que reaccionar
Las ciudades que planifican a escala, se apartan del laissez faire (dejar hacer). Al anticiparse a los acontecimientos en lugar de reaccionar, abordan y enfrentan de raíz los problemas.
Cuando el espacio urbano no se planifica, los costos son siempre mayores y el uso de los recursos es ineficiente. Tomar decisiones equivocadas (o no tomarlas), acarrea muchas veces equivocaciones irreversibles.
10- Acción y comunicación eficaz y coherente
La comunicación es un elemento clave en las políticas públicas. La oportunidad de conectar y mostrar las virtudes de una ciudad se ve debilitada si los mensajes no llegan, son contradictorios o confusos. Además, si no existe la comunicación es imposible que haya una participación ciudadana efectiva.
El apoyo de la ciudadanía, en el que cabe por supuesto la crítica, y el impulso a los proyectos, se ve fortalecido cuando los líderes locales demuestran que se está trabajando dentro de los objetivos comunes planteados para el futuro de las ciudades. Es importante tomar posición y fomentar una visión concertada y colectiva de la ciudad.
Concluyendo, todos estos principios pueden parecer solo generalidades. Sin embargo, son las principales alianzas para conseguir una planificación urbana sostenible. Se puede afirmar también, que no todas las ciudades la están implementando. En este sentido, se apunta a la difusión de estas técnicas y herramientas entre los mismos líderes y ciudadanos, y conseguir de este modo la tan necesaria planificación territorial y urbanística.
Hoy más que nunca, con los cambios imprevistos en términos de mitigación y adaptación al cambio climático, la pandemia, el modelo económico fluctuante,o la existencia de un fenómeno migratorio que irá en aumento, requiere que las ciudades planifiquen su espacio urbano, sus equipamientos e infraestructuras de manera adecuada y sostenible.
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Artículo redactado en 2017 y actualizado en Julio de 2022
Pareciera que los 10 puntos son muy románticos o hasta utópicos. Pero es la idea de fondo de las ciudades. El tema es que deben estar apoyadas de las normas urbanas, territoriales, locales y nacionales. Si no hay una interrelación entre ellas nuestras ciudades seguirán siendo un caos que solo beneficia al capital y no a los derechos humanos.
Opino en contrario, los diez puntos mencionados no solo son plausibles, sino que además se cimentan en la normativa y su jerarquía, ya existentes. Es, de acuerdo a la constitución que lo refrenda y la propia Ley Orgánica de Municipalidades que lo determina, que los gobiernos locales tienen como atribución exclusiva el normar, determinar y variar, en la medida de lo necesario, todo lo que a desarrollo y planificación urbana corresponde, Hay, es cierto, un entredicho no convenientemente zanjado, que es la intromisión de las normas ministeriales que van contra dicha autonomía, pero que no se deben aceptar porque las normas emitidas por el ministerio de vivienda, por ejemplo, que alteran y se contraponen a las de las municipalidades provinciales, se promulgan como decretos supremos y cabe mencionar que estos se encuentran en la jerarquía de normas peruanas, en el sétimo nivel y la LOM, se encuentra, en el segundo nivel, solo por debajo de la Constitución. Lo que se señala en el punto cuatro, no es más que el uso de herramientas de desarrollo urbano que exigen la aplicación de nuevas y variables centralidades; lo del punto siete, por otro lado, es hacer uso de la Ley de Mancomunidades que está vigente pero que casi nadie conoce. El punto diez, finalmente, se refiere al cumplimiento de la Ley de Transparencia. Es decir, todos estos puntos deberían cumplirse porque es lo correcto y porque las normas existentes así lo requieren, pero no se aplican por falta de capacidad en la gestión, además de una mezcla de desconocimiento e intereses creados.